viernes, 5 de septiembre de 2014

Abrazado a mis Tinieblas


Abrazado a mis tinieblas me hallo, como un vampiro entre sombras de eternidad. Me agarro a una cruz rota, rota por mis demonios y grito al silencio tu nombre mientras un manantial de sangre brota de mis ojos y se derrama en soledad. Soledad fría, indomable e inconsciente pero de cálidos recuerdos y frágiles sentimientos.
El silencio sepulcral se detiene. Miro el reloj, pero no escucho su tic-tac. Me asomo al exterior, pero no percibo la música del viento. Sólo tu voz... Una voz angelical que se adentra en mis sueños y alcanza mi corazón. Y es cada noche cuando te resucito. ¿Quién quiere ser inmortal cuando las emociones se escapan de las manos? No tenerte, no encontrarte... Será la dulce crueldad del destino, quizá. Eso me contaba la luna cada noche. Me miraba y me decía que nadie podía vivir siempre en esa oscuridad absoluta.
Abraza tu vida, pues existe una ahora y otra después para compartirla y de eso se encargaba el sol de recordármelo cada mañana con su sonrisa y su fuego inmortal.

- D. Álvarez -


No hay comentarios:

Publicar un comentario